Las redes sociales: Entre el amor y la crítica
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El té matcha, con su sabor distintivo, ha logrado enamorar a un montón de gente por todo el mundo, pero también ha encontrado quienes no lo aprecian para nada. Algo similar ocurre cuando nos exponemos en las redes sociales. A medida que ganamos popularidad y nuestra voz resuena en más oídos, no solo nos encontramos con personas que discrepan con nuestra visión sobre el matcha, sino también con aquellos que nos critican directamente.
En el vasto mundo digital, cuanto más brillamos, más nos convertimos en objeto de miradas, para bien y para mal. Las redes sociales, como una taza de matcha, nos ofrecen una mezcla de experiencias. Algunos valoran la autenticidad y pasión que mostramos, disfrutando de los contenidos como quien disfruta de un matcha bien preparado. Sin embargo, hay quienes, en lugar de simplemente pasar de largo, sienten la necesidad de expresar su desacuerdo (¡y de qué manera!), no con lo que decimos, sino con quiénes somos.
La creciente visibilidad puede ser un arma de doble filo. Nos da la oportunidad de conectar con más amantes del matcha y potenciales consumidores, pero también nos expone a detractores que, impulsados quizás por la envidia o incomprensión, buscan empañar nuestro éxito. Es el precio de exponernos, de ser vistos y escuchados en un escenario tan amplio y diverso como lo es internet.
Mi experiencia personal
En los comienzos de mi aventura en el mundo del matcha, cuando mi presencia en redes era menor, la comunidad estaba muy receptiva. Las interacciones eran súper auténticas y el apoyo era palpable. A medida que mi negocio creció, la logística se complicó, obviamente. Con el incremento en los pedidos surgieron desafíos imprevistos y, lo que antes era una ola de comentarios constructivos, se transformó en un mar de críticas, muchas de ellas destructivas, atacando no solo mis opiniones sobre el matcha, sino también cada pequeño desliz en el proceso.
Todo esto no resulta agradable y el equipo al completo de Matchaflix nos esforzamos por mejorar cada día, aunque no siempre salen las cosas como nos gustaría. De todas formas, recogemos el guante de la mayoría de comentarios y los transformamos en aprendizajes para reforzar el servicio y llevarlo al nivel que queremos.
¡De todo se aprende y nosotros somos fieles defensores de esta máxima!
Por qué los usuarios se convierten en haters
La proliferación de los haters en el espacio digital no es un fenómeno casual. Se alimenta de distintos elementos que forman un caldo de cultivo ideal: el anonimato que permite Internet, que hace que muchos expresar sin miedo sus pensamientos más negativos; los celos y resentimientos generados al ver el éxito o la felicidad de otros; y las propias inseguridades que, en lugar de ser gestionadas internamente, se proyectan hacia el exterior en forma de críticas y ataques.
Esta dinámica puede compararse con la relación que la gente tiene con el matcha. Al igual que este té no es del gusto de todos, cada usuario tiene sus propias circunstancias. Pero, así como es posible pasar de un alimento que no nos gusta sin ofender o insultar públicamente, algunos prefieren manifestar su desagrado de maneras que van más allá de una simple opinión, buscando minimizar o desacreditar tanto al creador de contenido como a quienes sí encuentran valor en las publicaciones. En el fondo, se trata de una búsqueda de validación, una necesidad de ser escuchados, aunque sea a costa del respeto mutuo.
Cómo lidiar con los haters
Lidiar con este tipo de perfiles tóxicos no es algo sencillo, básicamente, porque a nadie le gusta que se metan con él o que le insulten. Pero tenemos que jugar a ser la persona adulta de la conversación y no tomarnos las críticas de manera personal.
Al igual que el matcha, cuyo sabor no es del agrado de todos, nuestros contenidos y perspectivas tampoco serán universalmente aceptados pero eso no hace que lo que hacemos no sea valioso o válido.
Fomentar un espacio de positividad es esencial. Así como la ceremonia del té se basa en compartir y disfrutar juntos, es importante nutrir una comunidad que se apoye mutuamente y valore el respeto y el diálogo constructivo. Esta comunidad puede servir como un escudo contra la negatividad y la toxicidad. En mi caso concreto, me siento muy agradecido porque tenemos un montón de amigos y amigas que aprecian lo que hacemos y quiénes somos.
En algunas situaciones, lo mejor es simplemente ignorar o bloquear. Algunos comentarios, cargados de amargura y sin intención de construir, deben tratarse como el polvo de matcha que no se disuelve bien: hay que dejarlo atrás y concentrarse en la esencia de lo que se disfruta.
Por último, pero no menos importante, es muy importante recordar la pasión y el propósito que nos llevó a emprender. Los obstáculos y críticas pueden ser numerosos, pero nuestra razón de ser y nuestro amor por lo que hacemos deben ser las brújulas que nos guíen en nuestro viaje.