Si has llegado hasta aquí es porque alguien te ha hablado del matcha con un brillo en los ojos. El matcha se ha colado en cafeterías, cocinas y redes sociales, y todavía hay mucha gente preguntándose lo mismo: ¿a qué sabe el matcha?
Spoiler: no sabe a batido de vainilla, pero tampoco es el brebaje marciano que algunos se imaginan. Lo cierto es que tiene un sabor muy particular, y eso es parte de su encanto.
Primero, ¿qué es el matcha?
Antes de hablar de su sabor, conviene saber de qué estamos hablando. El té matcha es un tipo de té verde japonés que se muele hasta convertirse en un polvo finísimo. Pero no cualquier té verde: es un té que ha sido cultivado con mimo, protegido del sol en las últimas semanas antes de su cosecha, y procesado con precisión milimétrica.
No se infusiona como un té normal. Aquí no hay bolsitas ni hojas sueltas flotando en agua. El polvo se mezcla directamente con el agua, así que te estás bebiendo la hoja entera, con todas sus propiedades... y sí, con todo su sabor también.
El sabor del té matcha: no es lo que esperas (o sí)
Aquí viene la gran pregunta: ¿a qué sabe el matcha?
La respuesta corta: a hierba fresca, a umami, a un toque amargo... pero también a suavidad, a vegetal, a algo que no se parece a nada que hayas probado antes. Suena raro, pero en el buen sentido.
Es un sabor complejo, y eso es lo que lo hace tan interesante. No es dulce, desde luego, pero tampoco es amargo como un café solo.
En resumen: el sabor del té matcha es vegetal, intenso y algo cremoso. Te puede recordar al alga nori, a las espinacas, al chocolate negro o incluso al caldo dashi japonés. Depende mucho de tu paladar... y de tus expectativas.
¿Y el matcha con leche?
¡Buena pregunta! Si te estás iniciando y el sabor te parece demasiado fuerte, una opción muy popular es el matcha con leche. También conocido como matcha latte, es básicamente matcha disuelto en leche (normal, vegetal, lo que tú prefieras) y a veces endulzado.
Entonces, ¿a qué sabe el matcha con leche? Pues cambia bastante. La leche suaviza el amargor y equilibra el perfil vegetal del matcha. Si usas leche de avena, por ejemplo, el resultado puede ser sorprendentemente dulce y agradable. La de almendras le da un rollo tostado. La de vaca, más cremosidad. Y si te atreves con leche de coco... prepárate para una mezcla bastante exótica.
El matcha con leche es una puerta de entrada estupenda si no te convence solo con agua. Sigue sabiendo a matcha, pero con menos intensidad.
¿Por qué a unos les encanta y a otros les parece césped?
No nos vamos a engañar: el sabor del té matcha no es para todo el mundo. Hay quien lo prueba y se enamora al instante...Y hay otros que hacen una mueca como si se estuvieran comiendo un trozo de tierra.
Esto pasa por dos motivos. El primero es que el matcha tiene un sabor nuevo para la mayoría de nosotros. En España no estamos acostumbrados a bebidas con ese perfil vegetal. Y en segundo lugar, no todo el matcha es igual.
Sí, has leído bien. No es lo mismo un matcha de calidad que uno comprado en la web más barata. Así que si tu primer contacto ha sido con uno de esos matchas de baja calidad, date otra oportunidad con el matcha más delicioso: ¡El de Matchaflix!
Entonces, ¿cómo sé si me va a gustar?
Buena pregunta. Si te gustan los sabores intensos, ligeramente amargos y con ese punto "verde" que tienen las espinacas, el brócoli o el té verde, es muy probable que el matcha te encante. Si eres más de cosas dulzonas o suaves, quizás necesites un poco más de tiempo o prefieras probar nuestros matchas de sabores (son una opción ideal para empezar).
Un truco: pruébalo primero con leche, bien batido con el chasen, caliente o frío, y ligeramente endulzado. Si así te convence, luego ya puedes ir probando versiones más puras. Pero si no puedes ni con eso... bueno, no pasa nada, siempre puedes probar nuestros lattes o nuestras infusiones.
¿Influye cómo se prepara?
Muchísimo. El sabor del matcha cambia según cómo lo mezcles. Aquí van algunas variables:
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Temperatura del agua: Si usas agua muy caliente (tipo hervida), puedes quemar el polvo y hacer que sepa más amargo.
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Cantidad de matcha: Si te pasas con el polvo, te quedará denso y muy fuerte.
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Técnica de batido: Sí, batir bien es clave. Si no lo disuelves como toca, acabas con grumos y un sabor irregular.
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Calidad del polvo: Ya lo hemos dicho, pero lo repetimos. Un matcha de buena calidad tiene un sabor más suave y equilibrado.
El veredicto final
Entonces, después de todo esto, ¿a qué sabe el matcha? Pues sabe a matcha. A naturaleza concentrada.
Puede que lo ames o que no te convenza. Pero lo que está claro es que no te va a dejar indiferente. Si quieres descubrir un sabor nuevo, que no se parece a ningún otro, dale una oportunidad.
Y recuerda: si la primera vez no te gusta, no te rindas. A veces, los sabores más especiales tardan un poco en conquistarte. Pero cuando lo hacen…lo hacen de verdad.
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